El sueño de K.
Mira su mano y ahí esta. Ahí había estado siempre, su querido anillo. Lo mira con una alegría inconfundible. Es una alegría ingenua, de esas que uno se permite si sabe que nadie lo esta mirando (y de esto siempre se va a preocupar un archí-villano, no vaya a ser que quede como un Teletubie o un Barney enfrente de sus secuaces, eso le haría perder toda credibilidad de malvado cerebro).
El sueño de K. no consistió en nada mas que esto, él mirando maravillado su mano donde estaba el anillo que él tanto quería. Bueno, seguramente consistió de un montón de otros elementos, pero de esto relatado era lo que K. recordó al despertarse y de nada mas. K. despertó del sueño totalmente feliz, casi como sin ganas de conquistar al mundo, y habríamos sido todos muy felices si no fuera porque al despabilarse se miró la mano, el anillo no estaba. La decepción no fue inmediata. En un principio K. estaba absolutamente confundido porque recordaba el anillo pero a la vez no lo recordaba. Mas precisamente, lo recordaba, pero no lo sentía ausente. K. estaba impregnado de su sueño, y su sueño había estado impregnada con la presencia del anillo.
Con respecto al anillo. No era mas que un cilindro metálico con unos patrones que no respondían a ningún patrón. Una cosa bonita, pero mas allá de su valor estético, este anillo le significaba algo a K. Con él K. siempre se sintió poderoso. Se le metió en la cabeza que para poder dominar al mundo iba a tener que recuperar ese anillo. Cueste lo que cueste, ese anillo tenía que ser suyo.
El sueño de K. no consistió en nada mas que esto, él mirando maravillado su mano donde estaba el anillo que él tanto quería. Bueno, seguramente consistió de un montón de otros elementos, pero de esto relatado era lo que K. recordó al despertarse y de nada mas. K. despertó del sueño totalmente feliz, casi como sin ganas de conquistar al mundo, y habríamos sido todos muy felices si no fuera porque al despabilarse se miró la mano, el anillo no estaba. La decepción no fue inmediata. En un principio K. estaba absolutamente confundido porque recordaba el anillo pero a la vez no lo recordaba. Mas precisamente, lo recordaba, pero no lo sentía ausente. K. estaba impregnado de su sueño, y su sueño había estado impregnada con la presencia del anillo.
Con respecto al anillo. No era mas que un cilindro metálico con unos patrones que no respondían a ningún patrón. Una cosa bonita, pero mas allá de su valor estético, este anillo le significaba algo a K. Con él K. siempre se sintió poderoso. Se le metió en la cabeza que para poder dominar al mundo iba a tener que recuperar ese anillo. Cueste lo que cueste, ese anillo tenía que ser suyo.