La bicicleta
Empujó al chico que iba en la bicicleta. No había tiempo para pedir permiso, es el futuro del mundo del que estamos hablando. Del mundo libre y hermoso como lo conocemos. S. pedaleaba a toda velocidad. El pobre chico se había quedado tirado en el piso atónito, gritando: “se llevan mi bicicleta, así esta el país, negros de mierda...” y siguió con toda la orquesta de lugares comunes. Años de accionar de K., años llevando acabo su plan estaban apunto de lograrlo. Por eso S. sabía que tenía que actuar, no había tiempo para pedir permiso ni por favor, después le enviaría una carta diciendo gracias.
Pedaleó y pedaleó. Pedaleó toda la noche, sin parar. Tenía que llegar antes de que la ceremonia sea llevada acabo. Si nadie llegaba a mostrar los videos que mostraban a K. hablando de su macabro plan, lo coronarían Rey y Emperador Absoluto del Mundo.
Lo que a S. todavía le cuesta entender es como no parece haber nadie mas que ella que vea todo tan claro. ‘Todos están realmente bajo el hechizo de K. Además... ¿Muchuak? que clase de idiotas podrían tener el cerebro tan lavado como para usar esa palabra. Por suerte al idiota este de K. no se le ocurrió poner en su arsenal de palabras a plantar en el imaginario social la palabra “cochi”. Eso si que habría sido indignante ¡que palabra estúpida!...’. Pensaba esto mientras pedaleaba a toda velocidad.
No podía frenar, aunque estaba cansadísima. Pero sabía que si frenaba los secuaces de K. -para este momento él ya tenía varios, que se ocupaban del trabajo sucio, el ahora era sólo una cara bonita, la mente macabra detrás de todo esto- la detendrían.
K. se había enterado de que S. no había caído bajo sus influencias un mes atrás, cuando ella se lo cruzó. Se puso tan nerviosa pensando en la cosa mas estúpida para decir y no levantar sospechas, que terminó diciendo algo totalmente elocuente. Esa vez se había escapado milagrosamente entre la multitud. Al amanecer sin poder dar una pedaleada mas se metió en un bar. Era imperativo descansar sus piernas, estaba exhausta, acababa de pedalear toda la noche.
Pedaleó y pedaleó. Pedaleó toda la noche, sin parar. Tenía que llegar antes de que la ceremonia sea llevada acabo. Si nadie llegaba a mostrar los videos que mostraban a K. hablando de su macabro plan, lo coronarían Rey y Emperador Absoluto del Mundo.
Lo que a S. todavía le cuesta entender es como no parece haber nadie mas que ella que vea todo tan claro. ‘Todos están realmente bajo el hechizo de K. Además... ¿Muchuak? que clase de idiotas podrían tener el cerebro tan lavado como para usar esa palabra. Por suerte al idiota este de K. no se le ocurrió poner en su arsenal de palabras a plantar en el imaginario social la palabra “cochi”. Eso si que habría sido indignante ¡que palabra estúpida!...’. Pensaba esto mientras pedaleaba a toda velocidad.
No podía frenar, aunque estaba cansadísima. Pero sabía que si frenaba los secuaces de K. -para este momento él ya tenía varios, que se ocupaban del trabajo sucio, el ahora era sólo una cara bonita, la mente macabra detrás de todo esto- la detendrían.
K. se había enterado de que S. no había caído bajo sus influencias un mes atrás, cuando ella se lo cruzó. Se puso tan nerviosa pensando en la cosa mas estúpida para decir y no levantar sospechas, que terminó diciendo algo totalmente elocuente. Esa vez se había escapado milagrosamente entre la multitud. Al amanecer sin poder dar una pedaleada mas se metió en un bar. Era imperativo descansar sus piernas, estaba exhausta, acababa de pedalear toda la noche.
-Mas les vale que cuando termine de salvar al mundo nadie se le ocurra usar el Muchuak...
1 Comments:
un policial, queremos un policial
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